En este artículo, te explicamos cómo exfoliar tu piel durante el verano y por qué es importante hacerlo con frecuencia. Además, te damos algunos consejos sobre cómo elegir el exfoliante correcto para tu tipo de piel y algunos ejemplos de exfoliantes naturales que puedes hacer en casa con ingredientes sencillos y económicos.
El proceso de exfoliación elimina las impurezas y las células muertas que se han acumulado en la superficie de la piel. Esto obstruye los poros y dificulta la oxigenación y la renovación celular. Dejamos la piel más limpia, suave, luminosa y receptiva a los tratamientos hidratantes y nutritivos que aplicamos después al exfoliarla.
¿Por qué es importante exfoliar la piel en verano?
Exfoliar la piel es importante durante todo el año, pero especialmente en verano, por varias razones:
Prepara la piel para el bronceado
Al eliminar las células muertas, la piel queda más uniforme y lisa, lo que favorece una mayor absorción de los rayos solares y un bronceado más duradero y bonito. Además, al exfoliar la piel antes de la exposición al sol, evitamos que se formen manchas o irregularidades en el tono.
Evita la aparición de granitos y puntos negros
El sudor, el sebo, el maquillaje, la crema solar y la suciedad ambiental pueden obstruir los poros y provocar la aparición de imperfecciones como granitos, puntos negros o espinillas. Al exfoliar la piel, eliminamos estos residuos y facilitamos la respiración de la piel, previniendo así el acné y las infecciones.
Estimula la circulación sanguínea
Al realizar un masaje con el exfoliante, activamos la circulación sanguínea de la zona, lo que mejora el aporte de nutrientes y oxígeno a las células y favorece la eliminación de toxinas y líquidos. Esto se traduce en una piel más firme, elástica y saludable, y también ayuda a combatir la celulitis y la retención de líquidos.
Potencia la acción de los productos cosméticos
Al exfoliar la piel, eliminamos la barrera que impide la penetración de los principios activos de los productos que aplicamos después, como las cremas hidratantes, nutritivas, reafirmantes o anticelulíticas. De esta forma, potenciamos su efectividad y conseguimos mejores resultados.
¿Cómo exfoliar la piel en verano?
Exfoliar la piel en verano es muy sencillo, solo necesitas un producto exfoliante adecuado para tu tipo de piel y seguir estos pasos:
Elige el momento adecuado
Lo ideal es exfoliar la piel antes de la exposición al sol, para prepararla para el bronceado, y después, para eliminar las células muertas y mantener el color. Sin embargo, no debes exfoliar la piel si está irritada, quemada o con heridas, ya que podrías empeorar su estado. Tampoco debes exfoliar la piel justo antes o después de depilarte, ya que podrías irritarla o provocar foliculitis. Lo mejor es esperar al menos 24 horas entre la exfoliación y la depilación.
Humedece la piel
La exfoliación se puede hacer sobre la piel seca o húmeda, pero lo más recomendable es humedecerla previamente con agua tibia, para ablandar la capa córnea y facilitar la eliminación de las células muertas. Puedes exfoliar la piel en la ducha o en el baño, aprovechando que ya la tienes mojada, o bien humedecerla con un algodón o una esponja antes de aplicar el exfoliante.
Aplica el exfoliante
Toma una cantidad suficiente de exfoliante y aplícalo sobre la piel con movimientos circulares, suaves y ascendentes, insistiendo en las zonas más ásperas o con más tendencia a la acumulación de impurezas, como los codos, las rodillas, los talones, la nariz o la barbilla. Evita las zonas más sensibles o delicadas, como el contorno de los ojos, los labios o las mucosas. El tiempo de aplicación dependerá del tipo de exfoliante que uses, pero en general no debe superar los 5 minutos.
Retira el exfoliante
Aclara la piel con abundante agua fría o tibia, hasta eliminar por completo los restos de exfoliante. Seca la piel con una toalla suave, sin frotar, dando pequeños toques. Si el exfoliante es de tipo químico, es posible que no necesites aclararlo, sino que debas dejarlo actuar sobre la piel durante el tiempo indicado por el fabricante y luego retirarlo con un algodón o una gasa.
Hidrata la piel
Después de exfoliar la piel, es imprescindible hidratarla con una crema, un aceite o un gel adecuados para tu tipo de piel. De esta forma, restauras la barrera hidrolipídica de la piel, la proteges de la deshidratación y la nutres con los ingredientes que necesita. Además, si vas a exponerte al sol, no olvides aplicar un protector solar con un factor de protección adecuado para tu fototipo, para evitar las quemaduras, las manchas y el envejecimiento prematuro.
¿Qué tipo de exfoliante elegir según tu tipo de piel?
Existen diferentes tipos de exfoliantes según el mecanismo que utilizan para eliminar las células muertas y las impurezas de la piel. Los más comunes son los exfoliantes físicos y los exfoliantes químicos, aunque también hay otros tipos como los enzimáticos o los ultrasónicos. A continuación, te explicamos las características de cada uno y te recomendamos el más adecuado según tu tipo de piel:
Exfoliantes físicos
Son los más conocidos y utilizados, y se caracterizan por contener partículas sólidas que realizan una acción mecánica sobre la piel, arrastrando las células muertas y las impurezas. Estas partículas pueden ser de origen natural, como la sal, el azúcar, el café, las semillas, las cáscaras de frutos secos o las piedras volcánicas, o de origen sintético, como las microesferas de plástico, las perlas de jojoba o las partículas de sílice.
Los exfoliantes físicos son adecuados para las pieles normales, mixtas o grasas, ya que ayudan a regular el exceso de sebo y a limpiar los poros. Sin embargo, no se recomiendan para las pieles sensibles, secas o con rosácea, ya que pueden irritarlas o dañarlas.
Exfoliantes químicos
Son los que utilizan sustancias químicas que actúan sobre la piel disolviendo las células muertas y las impurezas, sin necesidad de realizar un masaje o una fricción. Estas sustancias suelen ser ácidos, como el ácido glicólico, el ácido salicílico, el ácido láctico o el ácido mandélico, que tienen además otras propiedades beneficiosas para la piel, como la estimulación de la producción de colágeno, la mejora de la textura, el tono y la luminosidad, la prevención de las arrugas y las manchas, y la regulación del pH.
Exfoliantes enzimáticos
Son los que utilizan enzimas que actúan sobre la piel rompiendo las uniones entre las células muertas y las impurezas, facilitando su eliminación. Estas enzimas suelen proceder de fuentes naturales, como las frutas, las plantas o los animales, y tienen la ventaja de ser muy selectivas y respetuosas con la piel, ya que solo actúan sobre las células muertas y no sobre las sanas.
Los exfoliantes enzimáticos son adecuados para las pieles sensibles, alérgicas, con rosácea o con acné, ya que son muy suaves y no provocan irritación ni inflamación. Sin embargo, no se recomiendan para las pieles muy grasas o con mucha acumulación de impurezas, ya que pueden resultar insuficientes o poco efectivos. En estos casos, es mejor optar por otros tipos de exfoliantes más potentes y profundos.
Exfoliantes ultrasónicos
Son los que utilizan un aparato que emite ondas ultrasónicas que generan vibraciones sobre la piel, desprendiendo las células muertas y las impurezas. Estas ondas también estimulan la circulación sanguínea, la producción de colágeno y la regeneración celular, lo que mejora el aspecto y la salud de la piel. Los exfoliantes ultrasónicos son adecuados para todo tipo de pieles, ya que son muy precisos y personalizables, y se pueden regular según la intensidad y la frecuencia que se desee.
Sin embargo, no se recomiendan para las pieles con marcapasos, implantes metálicos, tumores, infecciones o heridas, ya que pueden interferir con su funcionamiento o agravar su estado. Tampoco se aconsejan para las pieles muy sensibles o con rosácea, ya que pueden causar enrojecimiento o calor. En estos casos, es mejor optar por otros tipos de exfoliantes más naturales y menos agresivos.
¿Cómo hacer exfoliantes naturales en casa?
Si prefieres optar por exfoliantes naturales, ecológicos y económicos, puedes hacerlos tú mismo en casa con ingredientes que seguro que tienes en tu cocina o en tu baño. Aquí te mostramos algunos ejemplos de exfoliantes naturales que puedes hacer fácilmente y que te dejarán la piel suave, limpia y radiante:
Exfoliante de azúcar y aceite de oliva
Mezcla dos cucharadas de azúcar con una cucharada de aceite de oliva y obtendrás un exfoliante ideal para las pieles secas o deshidratadas, ya que el azúcar elimina las células muertas y el aceite de oliva hidrata y nutre la piel en profundidad. Puedes añadir unas gotas de zumo de limón para potenciar el efecto iluminador y aclarante, pero solo si no vas a exponerte al sol después, ya que el limón puede manchar la piel.
Exfoliante de café y miel
mezcla dos cucharadas de café molido con una cucharada de miel y obtendrás un exfoliante ideal para las pieles mixtas o grasas, ya que el café elimina las impurezas y la grasa, y la miel tiene propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y cicatrizantes. Puedes añadir unas gotas de aceite esencial de árbol de té para potenciar el efecto antiséptico y purificante, pero solo si no tienes la piel muy sensible, ya que el aceite esencial puede irritarla.
Exfoliante de avena y yogur
mezcla dos cucharadas de avena molida con una cucharada de yogur natural y obtendrás un exfoliante ideal para las pieles sensibles o con rosácea, ya que la avena tiene propiedades calmantes, suavizantes y antiinflamatorias, y el yogur tiene propiedades refrescantes, hidratantes y reguladoras del pH. Puedes añadir unas gotas de agua de rosas para potenciar el efecto relajante y tonificante, pero solo si no tienes la piel muy alérgica, ya que el agua de rosas puede causar reacciones.
Conclusión
Como has visto, exfoliar la piel en verano es muy importante para mantenerla limpia, sana y bonita. Sin embargo, debes hacerlo con cuidado y con el producto adecuado para tu tipo de piel, para evitar dañarla o irritarla. Además, debes hidratarla y protegerla del sol después de exfoliarla, para evitar la deshidratación y el envejecimiento prematuro.
Si quieres hacer tus propios exfoliantes naturales en casa, puedes usar ingredientes como el azúcar, el café, la avena, el aceite de oliva, la miel, el yogur o los aceites esenciales, que tienen propiedades beneficiosas para la piel y son fáciles de conseguir y de usar. Solo tienes que mezclarlos según las proporciones que te hemos indicado y aplicarlos sobre la piel con movimientos circulares, suaves y ascendentes.